RESUMEN EJECUTIVO
La fresa es una de las frutas preferidas por los costarricenses, que por lo general
las adquieren en los mercados locales y las utilizan para consumirlas en fresco,
como postre y en la preparación de mermeladas, conservas o bebidas.
Se
consideran Productos de Riesgo Alto (PRA), que tienen alta probabilidad de sufrir
contaminación microbiana, debido a que se consumen frescas, la cáscara se
consume, la superficie comestible es difícil o imposible de lavar y el proceso de
lavado puede dañar la fresa ya que la fruta está sobre o muy cerca del suelo.
Llano Grande de Oreamuno es una zona de Costa Rica productora de fresas y las
autoridades del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) han empezado a
dirigir sus esfuerzos hacia este sector, con la intención de conocer la forma en que
los productores están trabajando y de promover mejores prácticas agrícolas que
reduzcan los peligros físicos, químicos y microbiológicos que las fresas mal
manejadas pueden acarrear para los consumidores y para el medio ambiente.
El objetivo general de este trabajo fue proponer un plan técnico-ambiental para
asegurar la inocuidad de fresas cultivadas en Cartago, Costa Rica.
En la primera
sección se describe la forma en que los productores están manejando el cultivo de
fresas; en la segunda parte se plantea una serie de recomendaciones que
ayudarán a mejorar las prácticas actuales, en busca de asegurar la inocuidad de
las fresas y de reducir el impacto de esta actividad sobre el medio ambiente.
Se trabajó en cinco ejes:
1) las prácticas agrícolas inadecuadas y las buenas
prácticas agrícolas (BPA);
2) las deficiencias del sistema de riego y los cambios
sugeridos;
3) la fertilización química y la basada en abono de lombriz;
4) el control
de enfermedades con fungicidas sintéticos y su prevención-control basada en
controladores biológicos antagonistas; por último,
5) el impacto ambiental que la
producción de fresas genera y los cambios que se pueden realizar para mitigarlo.
En primer lugar se determinó que los productores relacionan la inocuidad de las
fresas únicamente con la presencia de trazas de productos químicos y por lo tanto
pareciera que desconocen la existencia de los peligros físicos y microbiológicos
que pueden afectar la inocuidad de las fresas.
Se documentaron prácticas inadecuadas que, a pesar de ser conocidas, se siguen
realizando. Por ejemplo los colaboradores aseguran que en ocasiones la gente
mixiona o defeca en los márgenes de las fincas y luego retoman las labores sin un
adecuado lavado y desinfección de manos.
También se detectó la carencia de
cercos o barreras que impidan que los animales ingresen a los cultivos.
Se concluye que el sistema de riego empleado por los cultivadores de fresas en
Llano Grande presenta una serie de problemas que podrían comprometer la
inocuidad de las fresas que en esta zona se producen y comercializan.
La mayoría
de aguas no son apropiadas para riego debido a que provienen de ríos, están almacenadas en reservorios a la intemperie y permanecen completamente
expuestas a diversas fuentes de contaminación, que de llegar a las fresas las
convertiría en producto no apto para el consumo humano.
Se determinó que predomina la fertilización química del cultivo de fresa y esto
genera contaminación debido al mismo producto y a la inadecuada disposición de
los empaques.
La utilización del lombriabono como fertilizante puede convertirse
en un excelente medio para reutilizar los residuos y remanentes de las cosechas y
para aportar al cultivo de fresa los nutrientes que requiere, lo cual permitiría
prescindir paulatinamente del abasto de fertilizantes sintéticos.
En las plantaciones de fresas de Llano Grande no existen planes prevención de
enfermedades causadas por hongos, consecuentemente se da una utilización
masiva de fungicidas sintéticos para el control de estas enfermedades.
Debido a
que los fungicidas sintéticos no están dando un buen resultado, existe un interés
compartido por conocer y emplear controladores biológicos y esto genera una
necesidad latente de capacitación a los cultivadores de fresa de Llano Grande.
Todas las experiencias y situaciones documentadas a lo largo de esta
investigación permiten comprender que el cultivo de la fresa produce un fuerte
impacto ambiental, que podría afectar los ecosistemas y todos sus componentes,
la salud humana, la disponibilidad en cantidad y calidad del recurso hídrico, la
calidad fisicoquímica y microbiológica del suelo, por décadas.
Se recomienda que las instituciones estatales vinculadas con la producción de
fresas inicien planes de motivación, de concientización y de capacitación en temas
de BPA e inocuidad, que involucren al mayor número posible de productores de
fresa, sean productores o colaboradores.
A las universidades estatales, que valoren la calidad de las aguas que se utilizan
para el riego de las plantaciones de fresa y propongan un plan global de gestión
de los sistemas de riego, que permita asegurar la inocuidad de las fresas.
Se insta al INA y al MAG para que emprendan planes de capacitación para
productores de fresa en el tema de utilización de fertilizantes y fungicidas de
origen orgánico, que permita reducir la dependencia de los productos sintéticos y
además que posibilite la preservación de recursos para las futuras generaciones.
A las instituciones vinculadas con el sector salud se les recomienda que inicien
campañas de concientización sobre la importancia de realizar un correcto lavado y
desinfección de las fresas, con el propósito de reducir la posibilidad de sufrir
afectaciones de salud debido al consumo de fresas contaminadas.
La implementación de las recomendaciones que en este documento se ofrecen
permitirá: reducir la dependencia de los agroquímicos, disminuir el impacto
ambiental, asegurar la inocuidad de las fresas, garantizar el bienestar físico del
personal de las fincas, reducir gastos por problemas de salud y mejorar la imagen
del sector agrario costarricense ante los mercados internacionales.
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